Convención del 45.

Capítulo 1: Encontrar a un amigo.

Mientras que por las noches nuestra instalación escénica presentaba las intervenciones vivas de los habitantes del barrio, por las mañanas, la Casa del Alfarero permanecía abierta convocando a vecinos, turistas y curiosos a recorrer los archivos expuestos en los distintos espacios. Era agradable su sorpresa cuando en medio de todas las fotografías sobre la pared, algún visitante reconocía la cara de un antiguo amigo o, incluso, un lugar por el cual solía caminar antes de irse al trabajo.

La noche de apertura sin embargo, la sorpresa fue nuestra y fue inmensa. Una de las asistentes se supo distinguir en la portada de nuestro proyecto; en aquella foto de otro tiempo con una Casa del Alfarero todavía sin restaurar y las calles sin adoquines.

Esta niña soy yo, nos dijo.

Capítulo 3: Luis Zamora, mi padre.

En la imagen, Elizabeth Zamora, hija de Luis Zamora, quien fue el primer presidente del barrio de La Convención del 45. Además de contarnos sobre la vida de su padre y lo que lo motivó a trasladarse al barrio, Elizabeth realizaba en cada presentación, un pequeño gesto que sentía había quedado inconcluso: colocar en la solapa de su terno una escarapela dorada del periodismo; y que fuera también uno de los últimos deseos de don Luis Zamora.

Capítulo 5: Papá Noél en la Convención del 45’.

La parte favorita de muchas de las y los asistentes a la instalación escénica, sin duda se trataba del testimonio de Alexander W. Su historia de cómo había encontrado su vocación de convertirse en Papá Noel cada Navidad hasta la forma en la que ahora vivía en el barrio, provocaba que hasta los vecinos más serios estallaran de la risa.

Capítulo 6: Detalles

La instalación escénica y su exposición fueron dispuestas en el espacio de tal manera que el público debía acercarse a mirar cada uno de sus detalles. Intentábamos recrear el movimiento que la comunidad había tenido con nosotros. Al principio siendo casi desconocidos en el barrio, para después vivir y observar momentos de verdadera intimidad.

Abiertos, aunque a veces minúsculos, reposaban los objetos archivos de cada habitante partícipe de la instalación. El mapa de Nueva York con los puntos visitados por Andrés. Los periódicos internacionales que comentaban la obra del maestro ceramista Eduardo Segovia. Los antiguos cassettes del papá de Elizabeth. Los afiches de los primeros encuentros de alfarería. Entre muchos, muchos otros.

Capítulo 10:  El repositorio digital de la memoria.

Al finalizar la instalación escénica, reuníamos a todo el público y dábamos a conocer el espacio web / repositorio donde se podía encontrar nuestra investigación desarrollada en la primera edición de Barrio Museo, además algunos archivos y registros que no fueron parte de manera directa de las presentaciones, pero que formaron parte del proceso y así mismo, de la memoria de la Convención del 45’.

Capítulo 2: El bingo.

¿A quién no le gusta el bingo? ¿A quién no le ha pasado estar a una cuadrilla y un maicito de llenar la tabla y llevarse un premio? Nosotros buscábamos trasladar esa misma emoción y suspenso a las presentaciones. Además, el juego del bingo había sido una de nuestras primeras formas de conocer al barrio de la Convención del 45.

Cada noche, mediante el bingo, teníamos una serie de premios que permitía el comienzo de la instalación escénica. Las y los asistentes podían encontrar en cada tabla del juego, 9 diseños diferentes, uno por cada habitante que participó en la creación.

Capítulo 4: La mesa llena.

El día de la inauguración y las demás noches de presentación, la mesa estaba llena. Nos era grato y conmovedor ver a cada vecino y vecina reaccionando a los archivos, los testimonios y las fotografías de la instalación.

También cada una complementaba con información o anécdotas su visión del barrio, dándonos a entender que la memoria, al igual que la identidad, es un fenómeno en constante transformación y que las zonas oscuras por el olvido o la censura, son inevitables.

Capítulo 7: Una foto de la polaroid.

En la foto, una feliz espectadora de la instalación escénica sostiene una polaroid suya con Papá Noél. La polaroid era parte de los premios del bingo de cada noche.

Capítulo 8: El público.

Antes de dar inicio al juego del bingo, el público podía visitar cada rincón de la instalación escénica, hacer preguntas y conversar con los habitantes del barrio.

Capítulo 9: La chicha y el bingo.

En cada una de las presentaciones de la instalación escénica ofrecíamos chicha para empezar y hacer más ameno el bingo. Habíamos decidido que los maíces para cubrir cada recuadro del juego, fueran reemplazados por pequeñas ollas de arcilla diseñadas por la familia Encalada en su taller de cerámica instalado en el límite del barrio Convención del 45’ y el comienzo de Tandacatu.

Capítulo 11: Rehabitar espacios de comunidad.

Tras la finalización de esta primera edición de Barrio Museo, pudimos palpar la urgencia por rehabitar espacios de encuentro en donde construir comunidad. Sin duda, la pandemia resquebrajó comunidades y organizaciones barriales, por lo que nos fue grato saber que vecinas y vecinos de la Convención del 45’ continúan reuniéndose y en diálogo, quizás más motivados al ver lo sucedido en su espacio, en la Casa del Alfarero.